El cielo salvaje del espíritu con la tierra
“Hay como una pesadez que inclina el cuerpo hacia su origen que siempre es abajo con
el del árbol. Una gravedad que insiste, cíclicamente, tenazmente, en hacer corresponder el cielo salvaje del espíritu con la tierra a la que pertenece. En mi vientre cada mes, la misma garra me hace retroceder al tiempo de todas las gestaciones. Es mi sangre, el pasado de mis hijos y el porvenir de los dioses: de barro los pies, de sangre la génesis.
Cada veintiocho días me siento, cielo abajo, piernas adentro, tan habitada, tan ocupada por ese ser que siento tan otra y es, no obstante, la que más me frecuenta, la que dicta mis pasos en orden al sentir, la que dirige mi voluntad más imperiosa, más necesitada, más desesperadamente codiciosa en la ternura, la que me invita a ser esa otra que me tiene cada vez más emboscada, en alerta siempre, roja alerta que deja, intenso,
su rastro de materia desprendida sobre lo que voy siendo”.
Carmen Valls-Llobet