Conciencia Emocional
Ciertas experiencias y emociones necesitan pasar por nuestro sistema nervioso y energético. Si constantemente estamos poniéndole un freno, ya sea porque nos da miedo su intensidad o porque no sabemos dónde nos van a llevar, estamos limitando ese tránsito, más allá de que sea de crecimiento, de construcción, de destrucción, u otro. Al limitarlo, el proceso nunca termina, queda atascado a la altura del corazón, garganta, plexo, u otro espacio energético-emocional, generando bloqueos, falta de vitalidad y creatividad, inercia, podredumbre, desgaste y enfermedades.
Los procesos necesitan desencadenarse. Y nosotros necesitamos saber que nos tenemos a nosotros mismos, como adultos, para contenernos y darnos lo que necesitamos. Pisar suelo firme en nuestra psiquis. Remitirnos a esa guía y anclaje interior mientras nuestro niño interno hace berrinche, llora a horcajadas, siente que se le termina el mundo, grita, rompe, enloquece.
Esas experiencias necesitan atravezar y transcurrir nuestro sistema nervioso, emocional y energético, ya que sólo así llegará esa paz increíble, ese sosiego cúlmine, cual remanso después de la tormenta.