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El afecto nos regenera

Muchas heridas emocionales quedan atrapadas en nuestras células físicas. Todo es energía, y el tiempo y la vida nos atraviesan con sus eventos y situaciones... todas, las hermosas, las horribles, las placenteras, las dolorosas… Una interpretación sobre esto es la siguiente: Generalmente el lugar donde la herida emocional-psicológica queda guardada, es "sitiada" por nuestros mecanismos de defensa internos. Estos mecanismos físicos, psicológicos o emocionales que reaccionan de alguna forma (con algún síntoma/señal) ante estas situaciones dolorosas, están ahí para “defendernos” de ellas de formas inconscientes, creando un síntoma o una patología. Así es como surgen algunas patologías físicas o psicológicas y/o patrones insanos de relacionarnos, que, al ser una "reacción", en vez de ingresar en esta zona aislada para abrazar y llenar de amor, comprensión, compasión y nutrición esta parte de nuestro ser, crean más barreras para no acceder a la herida, al dolor, a las sensaciones de abandono, de inadecuación, de desamor, de soledad, de abuso de cualquier tipo, etc.

¿Cómo regenerar, entonces, estas memorias? Al meditar, respirar, masajearnos y procesar las heridas emocionales guardadas en nuestro cuerpo, una y otra vez, en diferentes momentos del día, probando estar sentadxs, acostadxs, etc, vamos atravesando las diferentes capas nuestro inconsciente y llenándolo de presencia, amor y conciencia, atendiéndonos y poniéndonos en un lugar importante para nosotrxs mismos.

Al profundizar en las formas inconscientes en las que "reaccionan" nuestros protectores internos, y buscar nuevas formas conscientes de cuidarnos y nutrirnos, drenamos estas heridas emocionales/psicológicas que tanto necesitan de nuestra atención. De otra manera, si las ignoramos, suelen buscar formas más obvias de hacerse notar, como los dolores y patologías físicas. Al atendernos, cosa tan simple pero que dejamos de lado, podemos comenzar a caminar el camino del auto-conocimiento y regenerarnos, paso a paso.

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