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¿Qué es el tantra?

El tantra es el arte oriental de la gestión de la energía emocional, mental y sexual humanas. Busca posibilitar un estado de conciencia expandido y relajado. Se ocupa también de los vínculos sociales y su complejidad, tomando a la vida cotidiana como laboratorio experimental para el aprendizaje espiritual. El Tantra proviene también de la filosofía védica del samkhya, así como el Yoga y el Ayurveda.

En la historia del Tantra existen muchas ramas. Si bien las enseñanzas tántricas se han mantenido mucho más a la sombra que las del Yoga, porque este ha llegado a sistematizarse en los mundos occidentales, el Tantra ha tenido sus resurgimientos a lo largo de la historia. Las corrientes tántricas mayormente difundidas son los Tantras hinduístas y los Tantras budistas. Dentro del primer grupo, encontramos el Tantra Shivaísta de Cachemira, y dentro del segundo grupo, el Tantra Budista (Vajrayana – budismo tibetano). Se cree que es del Shivaísmo Tántrico de Cachemira desde donde surgen las demás ramificaciones del tantra. Por otro lado, se ha considerado también al Taoísmo como un tipo de Tantra, pero esto no ha sido reconocido de esta manera por quienes lo practican. Actualmente se reconoce como NeoTantra al resurgir contemporáneo occidental de las antiguas prácticas del Tantra aplicadas a la vida cotidiana. La cultura védica manifiesta a través de algunas de sus escrituras más importantes y antiguas, los Upanishads, la importancia de entender el tantra, el yoga y el ayurveda como una trinidad interdependiente de disciplinas. Para esta antigua cultura oriental, ninguna de estas ciencias y sus prácticas pueden sostenerse solas, ya que la salud del cuerpo, de la mente y de la conciencia depende del estudio y entrenamiento en estas tres disciplinas en su conjunto. El tantra propone la filosofía de “no tener que ir hacia ningún lado”. Estar en presencia con lo que está sucediendo e investigarlo. Esta propuesta se sale del paradigma del burro y la zanahoria y nos invita a llegar o relajarnos en el encuentro. La palabra y el diálogo inocente o sincero, podría ser una muy buena herramienta para este propósito. En los espacios vivenciales donde investigamos el tantra, trabajamos con diálogos guiados: poder nombrar lo que siento, y también poder decir las palabras “sí”, o “no” sin necesidad de excusarnos. El tantra de la conciencia emocional es lo más primario que necesitamos abordar para poder llegar, a través de la práctica, al “estado de presencia”.

El cuerpo humano tiene la cualidad mágica y maravillosa de regenerarse. Una de las propuestas del tantra para rehabilitar nuestros canales energéticos, es empezar a registrar y habitar nuestra corporalidad y emocionalidad. ¿Qué pasa si le doy lugar al cuerpo, si empiezo a percibir qué emociones están en el cuerpo y en qué lugar se sienten? Esta propuesta es contraria al automatismo del esfuerzo y la acción para lograr un resultado, porque pide escucha y presencia. El sólo hecho de respirar profundo nos permite conectar con el cuerpo, con los sonidos que surjan, las expresiones emocionales acalladas como suspiros, bostezos, sonidos. Al conectarnos con nuestro cuerpo, estamos indefectiblemente conectándonos con nuestra sexualidad.

Los caminos neuromusculares y emocionales que estamos acostumbrados a transitar suceden entre la mente y la garganta como correlato del circuito “pensar, luego expresar”. El sólo hecho de respirar profundo durante unos segundos, estando con nosotros mismos, sin objetivos, despierta el movimiento de mareas energéticas internas . Esto puede despertar nuestra energía vital. Luego, bailar, sacudir el cuerpo, sin fines estéticos sino buscando soltar la rigidez corporal adquirida, son formas de catarsis que buscan liberar las emociones guardadas dentro de nuestros cableados energéticos.

El tantra propone técnicas para liberar esta represión, como algunas de las que nombramos anteriormente: Técnicas de catarsis, de movimiento, de sensibilización y sensopercepción, de liberación de la voz, de conexión con la respiración. Estas propuestas ablandan nuestras máscaras y nos ayudan a ablandar nuestras corazas. Es difícil cambiar nuestros pensamientos, pero es mucho más accesible el ablandarnos a través del cuerpo y de la respiración, provocando así una disminución de la tensión mental e intelectual. Uno de nuestros grandes problemas como civilización es la seriedad. Esta creencia nos desconecta del misterio y el placer de la vida. La simpleza y dar espacio para registrar qué quiere venir a nuestra vida, pueden traernos mucha vitalidad.

Sofía Slobodjanac Parisí

Mirá este video de un taller vivencial de tantra para todxs

Mirá este fragmento de una charla sobre Tantra y Sexualidad:

La energía sexual es energía regenerativa

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