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Tantra e intimidad

~ Mientras estés siendo acariciadx, entra en la caricia como la vida eterna ~ . El tantra siente el borde, la piel como borde. Habitar el borde es la intimidad más grande. Es animarnos a recibir e integrar al otrx como un otrx distinto. No hay mayor amor que eso. . Entrar en la caricia permite estar con lo que está pasando, en el borde. No irme con el otrx en lo que el otrx está haciendo, ni irme en la exitación, que me saca de dentro mío hacia afuera, hacia la sensación. Y tampoco irme completamente hacia dentro mío de forma disociada del otrx, sino habitar el borde, la caricia en sí como algo nuevo. . El tantra juega al equilibrista en esos bordes, y esa es su alquimia: no disociarse, no escindir ni hacia fuera ni hacia dentro. Entrar en la caricia tiene que ver con sacar la atención del objeto de los sentidos, no irnos en la exitación con lx otrx, sino llevarla hacia el órgano de ese sentido: el tacto en la piel. Estar en el lugar del observador que experimenta pero que no se vuelca hacia la mente como órgano de cognición, sino que habita el borde, con un pie dentro y un pie fuera, sintiendo. . Otra cuestión atractiva de este sutra (aforismo) del Vigyan Bhairav Tantra, es lo que nombra "...como la vida eterna". Al entrar ahí, se abre un estado de conciencia más amplio, grande, expansivo, que nos lleva a la posibilidad de cada cosa que estamos haciendo o que está sucediendo sea en ese estado de expansión de la conciencia. Aún lo sensorial, lo sensual, lo se×ual, que es algo que necesitamos volver a tejer con el resto de nuestras inteligencias para salir del neurotismo y aprender a navegar las aguas de la energía se×ual, con su inocencia, y no con tabú ni perversión. . Lo que subyace a todo es el amor. Si no hay amor no se puede tejer el diálogo con la experiencia, no se pueden conectar el polo se×ual con el afectivo. Si no están conectados, la vitalidad no fluye porque el amor es una función de la se×ualidad y la se×ualidad es una de las funciones del amor.

Sofía

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