Sobre los límites
"Decir que no, nombrar preferencias y poner límites es difícil para mí, porque crecí en un ambiente en donde mi "no" era castigado y donde mis límites no eran respetados. Estoy aprendiendo sobre el poder y el placer del no, que me ayuda a moverme a través del miedo.
Aprender cómo decir "no" es un acto de confianza y respeto hacia nuestrxs compañerxs. Muchxs de nosotrxs hemos aprendido que nuestro "no" no importa, que no puede ser respetado ni escuchado. Aprendimos que nuestro "no" también significa ser rechazadxs o no ser tratadxs como personas valiosas. Y esto resulta en experiencias muy traumáticas que pueden hacernos muy difícil el decir que no y nombrar nuestros límites. Las personas con traumas solemos congelarnos cuando queremos decir que no o comunicar un límite porque en nuestro pasado, esto no fue algo seguro de hacer.
En el contexto de relaciones con un apego seguro necesitamos aprender cómo decir que no y comunicar nuestros límites. Aprender a decir que no es parte de la recuperación del trauma porque protege nuestros límites y rompe con el hábito de hacer cosas que no queremos.
Aprender a decir que no también tiene que ver con respetar los límites de nuestrxs compañerxs y entender que una relación es sana cuando no nos dan ganas de seguir adelante con cosas que nuestrx pareja/compañerx no quiere/puede. Cuando decimos que no, también comunicamos confianza y respeto".
Clementine Morrigan
Me sorprende todo el sentido que encuentro en sus palabras, en sus reflexiones. No es sólo el "no" en lo sexual. Es el no hacía otro montón de cosas. No querer ceder espacios. No querer compartir algo. No entender a todo el mundo. No justificar a lxs demas. No querer que todos vayan antes que yo. No querer darlo todo. No querer demostrar cosas. No estar disponible siempre. No bancar cosas que no queremos bancar. El no puede ser tremendamente reparador para quienes tuvimos que decir mucho que si, para quienes vivimos cosas que traspasaron nuestros límites sistemáticamente. Y también es profundamente difícil hacerlo, y muchas veces nos sale erráticamente, porque es difícil decir que no cuando tantas veces se recibio violencia por decir que no. Requiere un coraje demasiado tremendo. Pero nadie merece ser violentadx ni manipuladx ni chantajeadx ni extorsionadx por marcar sus límites. Por ninguna razón. Sofía